Todos hemos pasado por momentos de angustia. Muchos de ustedes están pasando por uno de estos momentos. No están solas. Yo he estado en momentos en que solamente he querido dejar de existir. No veía salida, era como si grandes muros estuvieran alrededor de mi y sentía que no podía respirar. No sabia ¿qué hacer, a dónde ir, a quién llamar? Muchas veces tomaba el teléfono y llamaba a personas que entiendia que me podían ayudar, pero no encontraba a nadie. Quería salir corriendo, era tanto el desespero pero no sabia a donde ir. Era verdaderamente un momento de angustia profundo. Al pasar de los años y en el caminar con Dios he aprendido que vivir esos momentos es todo parte del proceso que llamamos vida. Nadie está exento de ellos. Ni Jesús siendo Dios estuvo exento. El vivió momentos de angustia profundos y lo mas triste fue que tuvo a sus amigos alrededor pero ellos no pudieron discernir ni vieron la angustia tan profunda que el sentía. Se llevó a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a sentir temor y tristeza. Es tal la angustia q me invade q me siento morir – les dijo-. Quédense aquí y vigilen. Yendo un poco mas allá, se postró en tierra y empezó a orar que, de ser posible, no tuviera el que pasar por aquella hora. Decía: Abba, Padre, todo es posible para ti. No me hagas beber este trago amargo, pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú. Luego volvió a sus discípulos y los encontró dormidos. Simón, le dijo a Pedro, estás dormido? No pudiste mantenerte despierto un una hora? Vigilen y oren para que no caigan en tentación. El espíritu está dispuesto pero el cuerpo débil. Una vez más se retiró e hizo la misma oración. Cuando volvió, los encontró dormidos otra vez, porque se les cerraban los ojos del sueno. No sabían que decirle. Al volver por tercera vez, les dijo: Siguen durmiendo y descansando? Se acabó! Ha llegado la hora. Miren, el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de pecadores. Levántense, vámonos, ahí viene el que me traiciona”. Mateo 14: 33 – 42 Jesús siendo Dios sintió lo mismo que tu puedes estar sintiendo ahora. El tenia un propósito en la vida como tú también lo tienes. Encontró fortaleza en la oración a pesar de que los que estaban a su alrededor lo habían dejado solos. En su momento de angustia, levantó sus ojos a Su Padre amado quien sí podía entender su momento. Le dio lo que él necesitaba para poder lograr su propósito en la vida que era las fuerzas para cumplir con su propósito que era abrir la puerta hacia la redención de nuestros pecados, pasar el abismo de la oscuridad hacia la luz. Así como Jesús levantó sus ojos al Padre, le entregó su angustia, así lo puedes hacer tú. No necesitas entender el momento, no te sumerjas más en tu río de angustia, solo confía en Aquel que sí te puede entender y darte lo que necesitas. Grita a El, en Jeremías 33:3 Clama a mi y te responderé. Dios es fiel. El cumple con cada una de sus promesas. Rasgueasen el corazón y no las vestiduras. Vuélvase al Señor su Dios, porque El es bondadoso y compasivo, lento para la ira y lleno de amor. (Joel 2:13). El te llenará de su paz pero necesitas dar ese paso de fe, ni siquiera necesitas entender lo que haces ni porque lo haces, simplemente hazlo y El te mostrará el camino. Porque los pensamientos q tengo para ti son pensamientos de paz y no de mal… (Jeremías, 29:11) Necesitas estar alerto porque El abrirá una puerta, un camino. Lo hará a través de una persona, una llamada, eventos, o te lo dirá personalmente. Solo necesitas clamar y El te contestará. Pasar momentos de angustia es parte de la vida. Son momentos que si tu confías en Aquel que si puede hacer algo en tu vida, verás que será lo que te llevará a lograr alcanzar otro nivel en tu vida. El te mostrará la salida. Solo levanta tus ojos y grita a El, no hagas más nada, deja que sea El, el que haga en tu vida. Literalmente sentirás un campo de ángeles a tu alrededor, y Su Santo Espíritu te cubrirá. Solo tú y El en tu momento de angustia. Verás como tu momento de angustia se convertirá en momento de luz y paz. Recibirás las herramientas para pasar por tu momento, no importa cuan difícil o cuan largo. Recuerda a Jesús quien tomó tu lugar en la cruz, quien murió por ti para que tus pecados fueran perdonados y que tu pudieras tener a Dios en tu vida, saber que hay un mejor futuro para tí. No te rindas a que lo mejor para tí es desaparecer o escapar. Ríndete a Aquel que te abraza en tu momento de angustia, te ama y no te dejará porque clamaste a El. He aprendido a gritarle a Dios en mis momentos de angustia, enfocarme en El aunque el dolor ha sido inmenso, solo gritar, no puedo mas, ayúdame, llorar amargamente y esperar en El. He aprendido a no hacer nada más porque Dios ha sido fiel. Solo ha sido otro puente en mi vida que he tenido que cruzar para llegar a un tiempo mejor en mí caminar. Lee la Palabra de Dios y comienza a conocerlo. Habla con El y ora. La oración es nuestra herramienta, nuestra arma para salir victoriosos en todos nuestros momentos… En el amor de Cristo, Maria Esther
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March 2020
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